La Historia de Juaquín
Ha habido pensadores de todas las épocas que
trataron de erradicar el mal del cerebro Humano.
Nunca lo lograron.
Que Bueno Es Recordar
Abel Omar Luttringer
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Esta historia es ficticia.
Cualquier parecido con la realidad es pura casualidad.
¡Qué bueno es recordar!
Cap. 1
Me encontraba caminando por la avenida dieciocho de Julio.
¡Y a quien veo venir!
¡A don Cabildo!
¿Cómo anda usted, amigo Cabildo?
¡Lleno de nostalgia, recordando, recordando amigo Julio!
¿Se acuerda de aquella negrita que en carnaval al ritmo del candombe, recorría Dieciocho de Julio?
¡Era una Diosa de Ébano!
¿De qué año me habla don Cabildo?
Allá por el sesenta y dos Julio.
¡Pero escúcheme, yo no era nacido!
Pero alguien le habrá contado la historia.
La verdad que no recuerdo.
Le cuento Julio.
Los carnavales de antes no tienen nada que ver con los de ahora.
Allá por el sesenta, la avenida Dieciocho de Julio era la que presentaba lo mejor del carnaval.
¡Espere, espere don Cabildo, esta historia merece un café!
Entremos al Bar.
Ahora mientras tomamos un café siga contándome.
Cómo le decía, ésta avenida supo mostrar lo mejor del carnaval.
¡Todavía me parece ver aquella morocha veinteañera moviendo sus caderas al ritmo del candombe!
El cuerpo perfecto de la morena se movía de tal forma, que los espectadores quedábamos como hipnotizados al verla pasar.
¿Don Cabildo, quién era y que más se supo de la morena?
En ese momento del Ébano viviente, se sabía que aquellos que la miraban bailar, no la olvidarían jamás.
Después se supo de ella, cuando fue conquistada por un hurgador millonario.
No le entiendo Cabildo.
¿Usted me está diciendo que se enamoró de un hurgador millonario?
¡Si es millonario, no es hurgador, Cabildo!
Deje que le explique Julio y entenderá.
El hurgador, desde niño trabajaba en una fábrica de jabón.
La fábrica cerró sus puertas despidiendo a todos los empleados.
Motivo del cierre, se decía que habían encontrado un viejo tesoro debajo los pisos.
Al empleado, después del despido se le sumó la muerte de su padre, que era su única familia y no quedó bien de la cabeza.
Se prometió a si mismo que él abriría nuevamente una fábrica, juntando restos de jabones.
¡Sí que estaba loco!
¡Mire si se iba a ser rico juntando restos de jabones!
Calma Julio, espere, espere.
¡Yo supe mucho sobre esta historia y quedan pocos que la saben cómo la sé yo!
El hombre, al que se le creía mal de la cabeza se recorría casa por casa revolviendo tachos de basuras buscando los restos de jabón.
En muchas oportunidades a los que le llamaban,
Justo el día en que cumplía veintiocho años, revolviendo un tacho de basuras encuentra una barra de jabón con su envoltura intacta.
¿Don Cabildo, a alguien se le fue a la basura sin ni siquiera abrirlo?
Así fue.
Pero el buen hurgador llamó a la puerta de la casa e intentó devolverlo.
La señora que lo atendió le dijo que se lo quedara.
Y como despedida le agregó en tono de broma, también le regalo el premio que tiene adentro.
El hurgador sabía que era una marca que en forma de propaganda ofrecía varios premios.
Él había trabajado en una fábrica y sabía que las promesas de premios no eran cumplidas y tiró el jabón adentro del carro si abrirlo.
¿Don Cabildo, aparte de pesimista el hombre no era curioso?
Creo que lo que le pasaba por su mente trastornada por la pérdida del empleo y la muerte del padre, era algo imposible de concretar y ya no creía en la suerte.
¿Por eso no revisó el jabón, Cabildo?
¡Apostaría que fue así!
Cuando volvió a su casa se sentó e hizo un repaso de su vida.
Estaba cumpliendo veintiocho años y hacía dos desde el despido del empleo.
Hacía cálculos para saber cuánto tiempo más le llevaría hacerse de la fábrica propia.
No quería perder las esperanzas, pero lo veía cada vez más difícil.
Miró la cantidad de trozos de jabones y calculó que habían unos trecientos kilos.
Se desmoralizó pensando que esa cantidad no le alcanzaría ni para comprar los moldes.
Se le había metido en la cabeza que juntando trozos desechados y después derritiéndolos, llenaría los moldes convirtiéndolos en jabones con su propia marca.
¡Estaba loco de remate!
Julio no se apure a opinar, que usted no conoce el final.
Se dispone a sacar del carro los restos que había juntado ese día y por un instante se queda mirando el jabón empaquetado.
Se decide desempaquetarlo y ponerlo junto con los demás trozos.
Sorpresa y desconcierto sintió al abrirlo.
En el jabón venía pegado un sello dorado que decía; valor cinco mil pesos, canjear en nuestras oficinas.
¡Cabildo, cómo se habrá quedado!
Si usted piensa que eso lo desequilibró más, se equivoca Julio.
Porque él no creía en nada de eso y hasta que viera los pesos en sus manos, no iba a dejar de pensar que era todo un engaño.
No olvide Julio, que el se había criado adentro de una fábrica de jabón.
¿En qué año sucedió eso, Cabildo?
En el año mil novecientos sesenta y dos.
¡En ese tiempo era mucha plata Julio!
¡Ya lo creo!
¡Mozo otro café por favor!
Esta vez pago yo Julio.
¡Está bien Cabildo, siga contando que esta historia está re buena!
Todo lo que parecía de tener un desequilibrio mental, lo tenía de honradez y se fue a dormir pensando en devolver el jabón y su premio a la señora que se lo dio.
Y así lo hizo.
Al otro día se presentó en la casa de la señora e intentó devolvérselo.
La señora otra vez se opuso.
¡Ya se lo regalé, tómelo como un premio a la honradez!
¡Disfrútelo!
Todavía no tenía conciencia de lo que le estaba pasando.
Nuevamente agradeció, saludó a la señora y se fue.
En la tarde se presentó en la empresa a reclamar el premio.
El empleado que lo atendió, lo quedó mirando unos segundos.
No podía creer que ese hombre con gran abandono de su persona, viniera a reclamar el premio mayor que ofrecía la empresa.
Usando un tono casi sarcástico le pregunta.
¿De qué premio me habla?
Le estoy hablando del premio de cinco mil pesos que apareció en un sello dorado en el envase de un jabón.
¿No se habrá confundido de empresa, mi amigo?
¡No me confundí y no soy su amigo!
La conversación se estaba subiendo de tono y a a las oficinas entraban clientes.
Eso estaba molestando al empleado.
Pero oportunamente se abre la puerta de una oficina y aparece quien se dio a conocer como el gerente.
Yo lo atiendo, le dijo al empleado.
Y dirigiéndose al hurgador, con un sígame, lo llevó hasta la puerta de salida.
¡Tiene que irse!
Usted no puede entrar en esas condiciones a mis oficinas.
Señor gerente yo vine a reclamar el premio que ofrecen en el envase de los jabones.
El gerente mirándolo de arriba abajo le pregunta.
¿Señor, usted sabe lo que es un jabón?
Dejando su sarcasmo de lado, le diré que no solo conozco de jabones más que usted, si no que nací y me crié en una fábrica que los elaboraba, con más prestigio que la suya.
¿Ahora dígame, donde cobro el premio?
El gerente se dio cuenta que esa manera de hablar, nada tenía que ver con su apariencia.
¿Dígame, en que fábrica trabajaba?
El hurgador después de dar el nombre de la fábrica y el cargo que ocupaba, al gerente se le terminaron las preguntas irónicas y como alagando su presencia lo invita a pasar a su oficina.
Ya sentados en su escritorio, el gerente conocedor de todas las competencias en su ramo y las personas que las dirigen, como para comprobar la veracidad de lo que decía el hurgador, le pregunta sobre las personas que dirigían la fábrica donde trabajaba.
El gerente escuchaba como el raro personaje nombraba una a una y los cargos que ocupaban.
¡Más lo escuchaba y más le interesaba!
¿Muchacho haz dejado tu nombre en la entrada?
No señor, no me lo preguntaron.
¿Cómo te llamas?
Cesar Ignacio Futuro.
¡Sabes Cesar, conocí un Futuro en el oficio del jabón!
Tal vez fue mi padre.
Él trabajó en la misma fábrica que yo.
¿Cesar qué te gusta de la vida?
¡Más que nada vivir, después el carnaval, las comparsas, el candombe y los carros alegóricos!
Pero sobre todas las cosas, tener mi propia fábrica de jabón.
El gerente volvió a prestar atención a la apariencia del hurgador.
¿Y qué haces para lograrlo?
Decidí empezar a juntar restos de jabón puerta a puerta, hasta formar una cantidad que me permita derretir y elaborarlos.
El gerente hablaba con él y al mismo tiempo pensaba que a pesar de sus conocimientos tenía un trastorno a como iniciar una fábrica de jabón.
¿Señor gerente, qué tiene que ver esta conversación con cobrar mi premio?
¡Señor Futuro, todo tiene que ver con todo y apuesta a que en poco tiempo le harás honor a tu apellido!
En cuanto al premio, lo cobrarás en un programa que representa a nuestra firma en Radio Solar.
El domingo a las veinte horas te presentas con el sello dorado y te entregarán el premio después de algunas preguntas.
Allí estaré yo para darte la bienvenida.
Mientras tanto, piensa en un nuevo trabajo que te ofreceremos de acuerdo a tus conocimientos.
Lo pensaré señor gerente.
Por último Cesar, déjame ver el sello ganador.
El hurgador separó la silla del escritorio, como alejándose del gerente y sacó del bolsillo interior del saco, el envoltorio con el sello ganador.
El gerente se sonrió, miró el sello y con la cabeza aprobó el contenido.
¡Cuídalo Cesar!
¡Hasta el domingo señor gerente!
¡Hasta el domingo muchacho!
El hurgador por una vez después de quedar sin trabajo, pensó que su sueño se cumpliría.
El primer día rumbo a los veintinueve años, no lo olvidaría jamás.
¡Como dijo el gerente le haría honor a su apellido!
…..............
¿Don Cabildo, usted está inventando esta historia?
¡Cómo voy a inventar una historia que muchos ya conocen Julio!
Es que no entiendo.
¿Por qué usted conoce hasta lo más mínimo de las conversaciones?
¡Ya lo verás, hay una razón!
Cuando termine de contarte lo comprenderás.
Mientras tanto escucha Julio.
¡Está bien, siga Cabildo!
Esos tres días que faltaban para el domingo como que no había pasado nada, el trastornado hurgador siguió juntando restos de jabones.
La propaganda en radio hecha por la compañía anunciaba la entrega del premio mayor encontrada en el envoltorio de un jabón.
Y hacía referencias de la humildad y honestidad del ganador.
Ese domingo como le había dicho el gerente, llegó a la puerta de la radio donde lo esperaban para darle la bienvenida todos los jerarcas de la compañía de jabón.
Era un premio grande y todos querían estar en la foto.
Entre vivas y aplausos lo llevaron a un salón donde dos damas le arreglaron la ropa y el cabello.
Aparece el gerente y sonriendo lo saluda presentándole al conductor del programa.
Entre los dos lo pusieron al tanto de las preguntas y lo que debía contestar.
Al conductor le dio la impresión de que Cesar sentía cierto nerviosismo y trata de darle confianza.
¡Cesar, dentro de diez minutos tu nombre será conocido en todo el país!
¡Mañana tu rostro aparecerá en periódicos y revistas simbolizando a la marca de nuestros jabones!
¡Señor, si eso hace que se cumpla mi sueño de tener mi propia fábrica, que así sea!
Por un momento al conductor, también le pasó por la cabeza que su forma de hablar, nada tenía que ver con su apariencia.
Cesar te dejaré unos minutos solo, tengo que probar los micrófonos.
Al quedar solo le vino como una sensación de vacío en el estómago causándole mal estar.
En ese momento se acerca el gerente y lo encuentra pálido.
¿Estás bien Cesar?
Siento como un vacío en el estómago.
¿Cuánto hace que no comes?
Desde hoy de mañana señor gerente.
Ven, acompáñame hasta la cantina.
Ya en ella, le pide un café con leche y dos medias lunas.
¡Gracias señor, lo estaba precisando!
Tienes diez minutos Cesar, después vendrá una secretaria a buscarte.
¡Aquí estaré, gracias!
Cap. 2
Don Cabildo, créame, yo escucho su historia y no puedo creer que se le preste tanta atención a alguien que tiene en mente y sueña, que juntando restos de jabones pueda hacerse de una fábrica.
¿Quién lo va a creer?
Nadie Julio.
Pero él tenía plena seguridad de que juntando restos, terminaría elaborándolos en su propia fábrica.
Créeme te sorprenderás cuando termine mi relato.
¡Siga, siga Cabildo que está buenísimo!
Justo cuando terminaba de merendar, apareció quien dijo ser la secretaria del conductor del programa.
Señor Cesar, lo esperan en el estudio.
¡Me quiere acompañar por favor!
Si señorita.
Ella lo lleva hasta el estudio mayor y le pide que entre.
Apenas puso un pie adentro del estudio, se sorprendió al ver tanta gente, y un aplauso unánime lo deja inmóvil a pocos pasos del gerente de la compañía y el conductor.
Los dos ya se encontraban parados frente a una mesa con varios micrófonos.
Todos lo aplaudieron por largos diez minutos.
¡Cesar, acérquese y tome asiento le dice el conductor!
Junto con él tomaron asiento otras personas que se dieron a conocer como socios de la compañía.
Mientras, un señor acerca a cada uno un micrófono.
Una voz por los parlantes anuncia que en cinco segundos estarán en el aire.
Se enciende una luz roja y el conductor empieza hablar.
¡Queridos radio escuchas de siempre!
Lo que venimos anunciándoles desde hace unos días, hoy se cumple.
¡Presentaremos a nuestro ganador!
Lo recibimos con un gran aplauso, que le brinda nuestra audiencia aquí presente.
Aplauso que será escuchado en todas las radios del país.
¡Esta será una noche memorable para todos nosotros!
¡Querido ganador, dile a nuestra audiencia cómo te llamas!
Mientras el conductor hablaba, una secretaria le arrimaba más el micrófono a Cesar.
Me llamo Cesar Ignacio Futuro.
¿Qué piensas hacer con el dinero ganado Cesar?
Tengo nuevas ideas con respeto a la elaboración del jabón, y me gustaría exponerlas en mi propia fábrica.
¿No me digas que quieres ser competencia de nuestra compañía?
No señor conductor, yo no quisiera ser competencia de nadie, nada más que de mí mismo para mejorar el producto.
La respuesta del hurgador, por unos segundos dejó el estudio en silencio.
En ese momento, vaya a saber qué pasaba por la cabeza del gerente de la compañía, porque se levantó esbozando una gran sonrisa y un caluroso aplauso.
Todos lo imitaron.
Después las preguntas se centraron en donde había trabajado y del conocimiento que tenía sobre la elaboración del jabón.
Si quedaba alguna duda sobre sus conocimientos, esa noche se disiparon.
Y llegó el momento de la entrega del premio.
La voz del conductor nuevamente se deja oír.
¡Querida audiencia, llegó la hora de la entrega del premio!
Les presento al señor Hugo Pálmoli, socio mayoritario representando a toda la compañía.
Él tendrá el honor de entregar el premio a nuestro ganador.
¡Señor Cesar Ignacio Futuro, le hago entrega de este cheque por el valor de cinco mil pesos, por ser el feliz poseedor del sello ganador!
La secretaria le pide a Cesar, que entregue el sello a cambio del cheque.
Y se hizo con un fuerte aplauso de la audiencia.
Todas las personas que de una forma u otra pertenecían a la compañía, una a una saludaron al feliz ganador.
El gerente de la compañía vuelve acercarse a Cesar.
Cesar, mañana a la tarde me gustaría que fueras por mis oficinas.
Quiero hablar de trabajo contigo.
¡Sí señor Hugo!
¿A qué hora quiere que vaya?
Después de las catorce, voy a estar libre.
Allí estaré.
Se hizo un brindis por el futuro del ganador y todos se despidieron abandonando la emisora.
…............
¡Don Cabildo, si este hurgador bien pasó por una mala racha, no se puede quejar de la buena suerte que tuvo!
Escucha Julio, no existe la buena o mala suerte.
¡El término es suerte, simple y llanamente!
Algunas personas nacen con ella, a otras se le presenta rara vez en la vida, pero hay otras como en el caso de ese hurgador, que siguiendo la idea de cumplir con su sueño, la suerte lo acompañó.
¡Pero don Cabildo, no me va a decir que la idea que tenía era de una persona normal!
No Julio, no era normal.
¿Pero dime, cuantas personas en el mundo presentaron teorías y le llamaron locos cuando las quisieron llevar a la práctica?
En el mundo, millones Julio.
La ciencia y la tecnología es lo que es hoy, gracias a esos locos.
Este caso es único, don Cabildo.
¡No lo creas, yo conozco a gente que hizo mucho dinero juntando cartón!
De cualquier forma esta historia aún no termina Julio.
Continúe don Cabildo.
Al otro día después de las catorce horas, Cesar se presenta en las oficinas del gerente de la compañía.
Después de saludar, el gerente lo invita a sentarse.
Cesar, quería esta entrevista contigo, porque me he reunido con todos los socios y decidimos ofrecerte la oportunidad de hacer unas pruebas para que pertenezcas a nuestra compañía.
Si en tres meses demuestras lo que sabes, quedarás contratado como especialista en control de calidad.
¡Si todo sale bien como pienso que va a salir, en un año con el dinero que ganaste podrás comprar acciones de la empresa y transformarte en un socio minoritario!
Si bien no es el sueño de la fábrica propia, es un buen comienzo para lograrlo.
Cesar, si te gusta la idea, cuando tú quieras puedes empezar.
¡Señor Hugo, la idea es muy buena y agradezco a usted y a toda la compañía el darme esta oportunidad!
Como usted dice señor gerente, puede ser el comienzo para lograr mi sueño.
Yo creo que al gerente le agradó Cesar y sintió que podía confiar en él.
Con el tiempo comprobó que no se equivocaba.
En esos tres meses, la responsabilidad de su trabajo hizo que su mente volviera a la normalidad.
La vestimenta y el cambio de actitud, hizo que los socios de la empresa pensaran que Cesar era un diamante en bruto y que con el tiempo iba a brillar con luz propia.
Después de los tres meses de prueba, el directorio le hace saber a Cesar la conformidad de tenerlo en la empresa y le anuncian que si está de acuerdo, puede seguir en ella.
Cesar les contestó que seguiría en la empresa siempre y cuando le permitan hacer cambios en la elaboración, presentación y propaganda de los productos.
El gerente Hugo Pálmoli le contestó que en la siguiente reunión del directorio, le darían una respuesta.
Mientras tanto Cesar, sigue trabajando.
¡Así lo haré señor gerente!
….............
¿Don Cabildo, no cree que el hurgador se estaba abusando de la buena voluntad de la empresa?
No creo que haya sido así, más bien creo que fue otro error que provocó la ansiedad de hacer más, para mejorar.
Pero la empresa reconocía que el ocasional empleado, todo lo que decía y hacía era para ser y hacer mejor.
En esos tres meses de trabajo los que lo observaron, lo pudieron comprobar.
En ese tiempo hizo pequeños cambios que mejoraron la producción y los socios lo advirtieron.
Yo creo Julio, que la dirección de la compañía más allá de aceptar o no, le escucharía todas las ideas que incluyan mejorar el trabajo y el producto.
¡Porque él, había demostrado saber mucho!
Cada quince días el directorio se reunía.
Dos días antes el gerente le pide que se reúna con él en su escritorio.
Toma asiento Cesar.
¡Quiero decirte que estamos muy satisfechos con tu trabajo!
¡Muchas gracias señor Hugo!
Cesar, recuerdo que cuando recibías el premio en la radio, dijiste que tenías nuevas ideas sobre la elaboración del jabón.
¡Si señor y aun las tengo!
Cesar, dentro de dos días el directorio se reunirá y una de las cosas que se tratará será el nuevo cargo que ocuparás.
Vas a ser ascendido a jefe de la sección Control de Calidad.
¡Nuevo cargo, nuevo sueldo!
También se te escucharán las nuevas ideas sobre los cambios.
Si tus ideas son buenas y los asociados están de acuerdo, te darán luz verde para que las apliques.
Y como te dije, si todo sale bien como yo espero, en un año serás un socio más en la empresa.
¡No gastes el dinero del premio!
¿Estás de acuerdo Cesar?
¡Muchas gracias señor gerente, será como cumplir mi sueño!
¡No los defraudaré!
Bueno, ahora sigue con tu trabajo y te espero pasado mañana en la reunión del directorio.
Cap. 3
Don Cabildo, si eso me hubiera pasado a mí, pensaría que es un sueño al que no quisiera despertar.
Pero como usted lo está contando, el tipo no sintió nada.
Lo arregló con un,
En el caso de Cesar, después de salir de su trauma con seguridad la reacción vino después.
Julio si usted se tiene que ir, le sigo esta historia otro día.
¡Que qué, está loco Cabildo, de aquí no me muevo hasta que usted la termine!
¡Mire si me voy a perder el final!
Bueno Julio sigamos, es su tiempo.
Pasaron los dos días.
El directorio se reunió y allí estaba el hombre que iba hacer historia en la elaboración del jabón, Cesar Futuro.
La voz parlante fue la del socio más viejo.
Señor Cesar, todo el directorio ha decidido escuchar sus ideas sobre las mejoras que incluiría en nuestra industria.
Le aclaro, que todas serán escuchadas y analizadas, y si alguna nos satisface le daremos luz verde para que las ponga en práctica.
Si está de acuerdo con nosotros, hoy exponga por lo menos dos ideas.
¡Si señor estoy de acuerdo y les agradezco que por lo menos me escuchen!
En este poco tiempo me he dado cuenta la falta de promoción que existe en los productos.
He pensado que en dos meses tenemos el carnaval y después semana de turismo.
Para el carnaval, presentarnos con un carro alegórico que haga de nuestro jabón, único.
Para turismo, ya que la era de la televisión está en camino, presentar un vídeo con tres formato de jabones de tocador, Clavel, Rosa y Jazmín.
Señores, yo les aseguro que en ocho meses la producción se multiplicará por cuatro.
¿Cesar, te das cuenta del gasto y riesgo que asumiría la compañía?
Si señor gerente, pero no tendría comparación con la ganancia y prestigio que asumiría.
Quisiera agregar algo más.
Para que la compañía no corra riesgo ni gastos, invierto la ganancia de mi premio en mis ideas.
El de la voz cantante del directorio nuevamente habló.
¡Señor Cesar, si sus ideas no se concretan se quedaría sin nada!
Cesar miró a todo el directorio.
¡Señores, nunca tuve nada y si mis ideas no resultan, créanme no extrañaré nada!
¡Sin querer, porque no lo pensó, causó un impacto que nadie pudo disimular la admiración que había causado!
La misma persona le dice, señor Cesar puede retirarse.
Le prometemos que a la brevedad le daremos una respuesta.
En nombre de todo el directorio le digo que estamos muy conformes con su trabajo y esperamos que sea por muchos años.
Cesar asintió con la cabeza y se retiró.
La reunión del directorio se extendió por varias horas, seguramente comentando y analizando las ideas de Cesar.
Lo habían ascendido a jefe de una sección y como a todo jefe, se le debía escuchar las ideas para mejorarla.
Aunque él no se sentía jefe de nadie, sus compañeros cumplían con sus decisiones comprendiendo que sabía más que ellos del oficio.
…...............
¡Don Cabildo, demasiado bien le fue con los compañeros!
Porque de solo pensar que un tipo llega de la nada y ocupa un lugar que cualquier empleado se lo estaba ganando, es para rechazarlo de primera.
Podría ser así Julio.
¿Pero cómo podes ser jefe de un empleado que sabe más que vos?
¡Sí, tiene sentido, por eso lo aceptaron!
Disculpe la interrupción, siga don Cabildo.
Pasaron quince días y parecía que el directorio había olvidado las ideas de Cesar.
Pero no, una mañana al reiniciarse la jornada como todos los días, Cesar marca la tarjeta de entrada y oye la voz del gerente.
¡Cesar pasa por mi escritorio!
¡Sí señor, enseguida estoy con usted!
¡Buen día Cesar, toma asiento!
¡Buen día señor gerente!
¡Te tengo buenas noticias Cesar!
El directorio estudió y aceptó que pongas en práctica tus ideas.
Encontramos que era hora de que la empresa empiece hacer algunos cambios.
Antes de iniciar, tienes que presentar un proyecto en el directorio de lo que vayas hacer.
Los socios decidiremos si lo aceptamos o no.
La empresa correrá con todos los gastos.
¡Cesar, quiero que entiendas que yo confío en ti e hice que mis socios confiaran!
¡No se arrepentirá señor Hugo!
Ahora dime, ¿qué precisas para empezar?
Señor, preciso un dibujante y una persona que sepa de efectos especiales.
El gerente escribe una dirección y se la entrega.
En esta dirección está la agencia que se ocupa de nuestra propaganda.
Ellos te proveerán de todo lo que precises.
¿La agencia intervendrá en mis ideas?
No Cesar, solo harán lo que tú digas.
¿Cuando empiezas Cesar?
Si usted no tiene inconveniente, ya.
Está bien.
Antes, deja órdenes en tu sección y comienza.
A partir de ese momento por varios días, Cesar medio día trabajaba en la compañía y el resto en los proyectos.
Pasaron seis días y una tarde Cesar se presenta ante gerente.
¡Buenas tardes señor Hugo!
¿Qué novedades tienes Cesar?
Cesar saca una carpeta y la pone sobre el escritorio.
¡Vea usted señor gerente!
Era una sola escena, en varios ángulos.
En una especie de escenario, se veía una barra de jabón gigante derramando espuma.
En la parte de arriba salían burbujas que cubrían a media una bailarina negra que bailaba al compás de los tamboriles suspendidos en el aire.
El dibujante hizo que los colores le diera vida a la escena, a tal punto que daba la impresión que había movimiento en ella.
Cesar, veo que la marca del jabón en un dibujo se ve tenue y en otro se ve brillante.
¿A qué se debe?
El dibujo quiere dar la impresión de que la marca aparece en un flash luminoso.
¡El proyecto le da una idea, pero en la realidad el efecto va a ser sensacional!
¡Cesar me gusta la idea!
¿Quién va hacer a la bailarina?
¡No señor gerente, la bailarina va a ser real!
¿No me digas que ya tienes pensado a quien contratar?
Sí señor Hugo ¡A la morena más hermosa que se vio en el último carnaval!
¿Quién es Cesar?
¡Es la bien llamada, Diosa de Ébano!
¿La conoce señor Hugo?
¡Creo que algún comentario sentí de esa famosa bailarina!
Bien Cesar, ya veo que lo tienes todo calculado.
No olvides que el directorio debe dar el visto bueno.
Me gusta tu idea y creo que es buena para la compañía, así que cuenta con mi voto.
¡Muchas gracias señor gerente!
Señor Hugo, el carnaval empieza dentro de treinta días, si queremos entrar a tiempo, no nos podemos demorar.
Lo se Cesar, la respuesta la tendrás en dos días.
De cualquier forma Cesar empleó las dos tardes que le quedaban, en saber la dirección de la hermosa bailarina.
Por intermedio de un carnavalero conocido, se presentó en el domicilio de la bella morena.
Le habló de sus planes y le explicó que sin ella no se cumplirían.
Y para terminar de convencerla, le aseguró un pago que la belleza no se negaría.
La escultural negra caminó unos pasos frente al hombre, y como pensando en voz alta dice: ¡si bien desde muy niña he estado bailando el candombe, es la primera vez que un hombre blanco me quiere contratar por mi don de bailarina y por mejora económica!
¡La oí, dijo Cesar, yo llegué a usted por su belleza, por lo que siente el público al verla bailar y sobre todo, su carisma para conquistarlo!
¡Qué mejor que alguien como usted para representar a nuestra compañía en carnaval!
Ella lo miró un instante y vio en él, un hombre honesto, sincero y le prometió que contara con ella.
Él también la miró un instante y exclamó.
¡Por dios, que hermosa es usted!
Después hablaron largo rato de sus aspiraciones.
Ella del sueño de llegar a ser una gran bailarina de ballet.
Le contó que el sueño no se le pudo cumplir, solo por ser de raza negra.
Le presentó a sus padres, matrimonio humilde de trabajadores.
Él, también le habló de sus aspiraciones y que no pararía hasta que se concretaran.
Tal vez ninguno de los dos se dio cuenta, pero habían sellado para siempre sus destinos.
Se despidieron, él le prometió que a la brevedad la vería y le contestaría.
Ella solo dijo, ¡me gustaría!
….............
La verdad Julio, no sé si por discreto o porque nunca se le vio con mujeres, esa situación hasta para él fue extraña.
¡Don Cabildo, se le regaló la mina!
¡No tan así Julio, no tan así!
Cualquiera de los dos fue muy respetuoso.
La cosa es que él se fue muy contento, porque podía contratar a la figura más importante del carnaval.
Decidió volver a la compañía.
No tuvo que esperar los dos días para que el gerente le responda.
Cuando Cesar se disponía a darle la noticia sobre el posible contrato con la bailarina, el gerente le dice que puede continuar con su proyecto.
¿El directorio lo acepto?
¡Si Cesar, tienes luz verde!
Le contó con todo detalle el encuentro con la Reina de Ébano.
Señor Hugo, mañana me reuniré con gente que se dedica a las construcciones de carros alegóricos, y son especialistas en efectos especiales.
Les pediré presupuesto por el trabajo de acuerdo al proyecto.
El gerente abre un cajón del escritorio y saca una libreta de recibos.
Toma esta libreta, y por cada trabajo después de presentarme los costos, les haces un recibo para que pasen a cobrar en caja.
Si señor Hugo, así se hará.
La seguridad que sentía Cesar en sí mismo, se manifestaba en la confianza y tranquilidad del gerente.
Cuando recomendó a los socios darle la oportunidad de que comience con sus proyectos, también dijo que es joven y con ideas nuevas.
¡Es lo que precisa la compañía, probemos!
Como no dando tiempo al arrepentimiento, al otro día de mañana Cesar reparte órdenes a los empleados y a la tarde sale en busca del alquiler de una chata usada por camiones de carga.
Después se dirigió a los talleres en donde se construían los carros alegóricos.
Presentó los proyectos y pidió presupuesto por lo que iba a ser el carruaje más grande y hermoso por muchos carnavales.
Los ajustes y cambios de ideas con la gente de los carruajes, les llevó cuatro horas sin dejar ningún detalle sin aclarar.
A la espuma y burbujas se les daría movimientos con juegos de luces, que el público no dudaría de lo que estaba viendo.
La bailarina surgiría de las burbujas, dando la sensación del nacimiento de una morena al ritmo del candombe que se sentiría por unos altavoces.
La bella bailarina sería elevada por una plataforma hidráulica, rodeada por barandas ocultas a la vista del público.
Entre luces de colores, cada diez segundos resaltaría la marca en el jabón gigante.
El carruaje sería arrastrado lentamente por un tractor.
Señor Cesar, algunos pequeños detalles los iremos agregando o corrigiendo, mientras construimos el carruaje.
¿Está de acuerdo?
¡Si señor!
¿Señores, para cuando tienen el presupuesto?
No olviden que el carnaval empieza en treinta días.
Señor Cesar, en tres días tendrá el presupuesto en la compañía, y si lo aceptan para la fecha tendremos el carruaje pronto.
En el presupuesto no figurarán el alquiler del tractor ni la chata.
¡Señores de eso yo me encargo!
Si se acepta el presupuesto, con el gerente de la empresa se arreglará la forma de pago.
¿Están de acuerdo?
Si señor Cesar.
….............
¡Don Cabildo, Cesar en poco tiempo se estaba haciendo un experto en el negocio del jabón!
Si Julio, no solo eso, su mente se normalizó y el trauma por la pérdida de su padre y el trabajo que tenía desde niño, casi había desaparecido.
Todo por el solo hecho de que su sueño se estaba cumpliendo.
¡Esto prueba Julio, que si tienes buenas intenciones aunque le erres al camino, hay cosas que te pueden salir bien!
¡Ya lo creo don Camilo!
Cesar, con una fantasía se hace hurgador y eso lo lleva por lo que parece, a ser el empleado más admirado de una famosa compañía.
¡Claro que es así pero hay más, Julio!
Cap. 4
Cesar dejó el taller de los carruajes.
Ya eran las diecinueve horas y pensó en llevarle las noticias a la bella morena.
El contrato de la Reina de Ébano debía firmase cuanto antes.
Ese pensamiento no se le iba de la cabeza, y llegó al domicilio de la que iba a ser la frutilla de la torta.
Como la primera vez, fue recibido por el ángel del candombe y sus padres.
Los puso al tanto de cómo iba encaminado todo el proyecto.
Les dijo, si la compañía aceptaba el presupuesto, en tres días se firmaría el contrato con los fabricantes de carruajes y en ese momento con la mejor bailarina del carnaval.
Cesar miró a sus padres y después a la morena.
¿Están de acuerdo con todo?
Los padres contestaron, ¡si señor Cesar!
La belleza morena, tenía sus ojos negros fijos en la figura de Cesar.
En su mirada se reflejaba admiración y confianza.
¡Doly, te habló el señor Cesar!
¡Si papá!
Después se dirigió a Cesar con una sonrisa.
¡Cesar, todo lo que hagas con respecto a mi contrato, estará bien para mí.
Cesar era la primera vez que sentía el nombre de la morena, y se animó a nombrarla con el mismo afecto.
¡Doly, ahora viene lo mejor!
Se te pagará dos mil pesos por todas las presentaciones del carruaje, y si ganamos el primer premio, será tuyo lo que nos paguen.
Ella lo mira, y sonrojada dice; ¡ya gané el primer premio, te conocí!
¿Doly, qué es eso?
¡Nada mamá, solo que se me escapó en voz alta!
Como había pasado más de dos horas desde su llegada y era la hora de cenar, los padres lo invitaron.
Hablaron de todo.
Ella contó cómo había empezado a bailar desde chiquita y él les narró su vida desde que empezó a trabajar siendo un niño.
No evitó decir por el trauma que pasó después que perdió a su padre y el trabajo.
En ese momento, Cesar no supo porque debía sincerarse tanto con la familia.
Al tiempo lo comprendió.
Se despidió de los padres y el ángel negro lo acompañó hasta la puerta.
Habló poco, pero dijo mucho, suerte Cesar y le dio un beso en la mejilla.
¡Doly, mi suerte es tuya, y también la besó!
Como habían prometido los fabricantes de carruajes, llamaron a la compañía para avisar que ya tenían el presupuesto.
El gerente los citó a su oficina a las dieciocho horas.
Cesar, hizo que un taxi trajera a la bailarina a la misma hora.
Ella llegó a la reunión con su padre de acompañante.
Cuando llegaron, si bien lo saludaron, ninguno demostró la amistad que habían hecho anteriormente con Cesar.
….............
¿Don Cabildo, no me diga que la guacha se agrandó?
¡No Julio, padre e hija pensaron que si demostraban el afecto que sentían, se podría llegar a pensar que habían intereses creados.
No quisieron mezclar la vida privada con el trabajo.
¡Vivaz la criatura!
¡No Julio eso sucede, cuando se quiere y respecta!
Lo interrumpí don Cabildo, discúlpeme.
¡Continúe!
La compañía aceptó el presupuesto y las condiciones para la fabricación del carruaje.
El costo del trabajo fue la suma de tres mil quinientos pesos que se dividió en tres partes.
Una al comenzar, otra a la mitad del trabajo y por último al terminar.
Firmaron el contrato.
Se les prometió que lo antes posible contarían con la chata y el tractor.
Cesar agregó, nuestra reina del baile hará varias visitas a sus talleres para familiarizarse con el lugar que va a ocupar.
Los fabricantes se retiraron con un cheque a cobrar, después que la chata esté en los talleres.
Después de recibir varios elogios por los que allí se encontraban, encararon el contrato de la bella bailarina.
Señorita Doly, tengo entendido que usted y familia aceptaron las condiciones de trabajo y el dinero que se le va a pagar.
Sí señor.
Joven Doly, este es el contrato, léalo.
Ella leyó el contrato y vio que allí estaba todo lo que le había prometido Cesar.
¡Señor gerente!
¡Si señorita!
¡Discúlpeme, quisiera que el señor Cesar de su aprobación!
¡Si señorita, me parece bien!
El gerente se dio cuenta que no solo a él, Cesar le inspiraba confianza, también a los empleados que tenía a cargo y ahora a esta joven tan talentosa.
Cesar leyó el contrato y aprobó el contenido.
¡Puede firmarlo señorita, ahí está todo lo que le prometí!
Después de firmar, el gerente vuelve hablar.
Señorita Doly, como sabemos que usted tiene que dejar de lado varios compromisos en carnaval, le adelantaremos quinientos pesos a cuenta.
¿Está bien?
¿Qué si está bien?
Con mucho entusiasmo dando las gracias, abrazó al padre a Cesar y al gerente.
Para todos fue una demostración de agradecimiento y alegría poco vista.
Cesar no se dio cuenta que había puesto andar la rueda de la fortuna, y menos que él se llevaría todos los premios.
Muy alegres padre e hija se despidieron.
Antes de tomar un taxi entre Cesar y la belleza, se cruzaron miradas que llevaban mucha ternura.
Ese día pasó y se fue a dormir pensando que se iba a cumplir uno de sus sueños, intervenir en el carnaval.
Al día siguiente en la mañana, como todos los días dio órdenes a los empleados, y a la tarde se dedicó a concretar lo que no había terminado.
Alquilar la chata del camión y el tractor.
Era lo primero que precisaban los fabricantes de carruajes.
Después se dirigió a la intendencia para que le entreguen el formulario y así la compañía pediría el registro del carro alegórico.
Cuando el empleado supo de qué compañía se trataba, le pidió a Cesar que se lo entregue cuanto antes con una copia del proyecto, porque quedaba poco tiempo para registrar.
Cesar saludó y le prometió que al día siguiente lo presentaba.
Y así fue, en la mañana entregó al gerente el formulario y él, se lo devolvió en la tarde.
Cesar leyó la información y vio que el documento estaba muy bien redactado y certificado con un sello de la empresa.
El gerente observándolo, con una sonrisa le pregunta.
¿Está bien Cesar?
¡Claro señor Hugo, está muy bien!
Señor gerente, si no tiene ningún inconveniente iré a entregarlo.
¡No señor, llévelo!
El gerente lo vio partir y se comentó a sí mismo, ¡este muchacho no para hasta cumplir con sus sueños!
Los días siguientes por las tardes, se dedicó a controlar la construcción del carruaje.
Lo quería con todos los detalles, como lo tenía en mente se construyera.
Cuando terminaron de instalar el elevador, fue a buscar a la hermosa bailarina para que se fuera acostumbrando a las subidas y bajadas del mismo.
No era fácil, tenía que acostumbrarse porque debía subir y bajar bailando.
¿Tienes miedo Doly?
¡Si tú no te vas mientras practico, claro que no Cesar!
Las primeras veces que subió, lo hacía agarrada de las barandas.
Después que se fue acostumbrando, como que sentía el ritmo de un candombe imaginario, su cintura se movía dándole a su cuerpo la figura de una verdadera diosa poseída por el baile.
Todo lo hacía sonriendo y al sonreír sus dientes parecían perlas pegadas en su boca.
Era uno de los detalles que la hacía más simpática.
Los días fueron pasando y el carruaje iba tomando forma.
Tal como Cesar lo imaginó.
Para las prácticas, Cesar traía y llevaba a la joven Doly.
Tiempo que los dos aprovecharon a intimar y asegurar su amor, uno por el otro.
Cuando los padres de la joven se enteraron del noviazgo, el padre le dijo a Cesar.
En este país, las parejas como ustedes son mal miradas.
¿Por qué señor?
Porque tú eres blanco y rubio y ella es negra.
¡Señor, que no nos miren!
Por mi parte nada cambiará mi amor por su hija.
¡Cesar, eres un buen hombre y queremos lo mejor para nuestra hija!
¡Gracias señor!
….............
¿Don Cabildo, en ese tiempo era raro ver parejas de blancos y negros?
¡Que si era, había locales públicos que no dejaban entrar gente de raza negra!
¿Pero ese atraso cuanto duró?
Más de lo debido Julio.
Por suerte, nuestra cultura fue corrigiendo ese error con el tiempo.
¿Don Cabildo, se toma otro café?
Ya es casi el medio día Julio, tomaré una caña y terminaré con la historia.
¡Lo escucho Cabildo!
Cap. 5
Faltaban seis días para el comienzo del carnaval.
El doce de febrero a las veintiuna horas, noche de inauguración y del primer desfile.
Cesar, por ser el último que se anotó, su carro alegórico se exhibiría en último lugar.
Cuatro días antes, Cesar pensó que se había olvidado de algo muy importante.
¡Doly, nos olvidamos de tu vestido para la inauguración!
¡No te preocupes mi amor, mi madre está terminando el mejor vestido que se verá en este carnaval!
Mañana me lo pondré para para mis últimos ensayos.
Cada vez que la joven ensayaba su rutina, los trabajadores del carruaje paraban su labor.
La reina, ya lo hacía con el ritmo que salía de los parlantes.
Uno de los visitantes curiosos que querían ver lo nuevo que iba a salir, le comentó a Cesar.
¡Qué bien le vendría una melodía con un violín al ritmo de candombe!
Cesar miró al hombre y después hacia arriba.
Como siempre su imaginación se apoderó de su mente, y sintió el violín junto al ritmo del candombe.
Miró al hombre de nuevo y le preguntó.
¿Y quién sería el violinista?
¡Yo señor!
Cesar miró de nuevo hacia arriba y nuevamente al hombre.
¿Cómo te llamas?
Ricardo, señor.
Ricardo, si logras unir el ritmo, la melodía y ese movimiento de la diosa, te pagaré muy bien.
Señor yo tengo un grabador, mañana le traeré una melodía para que escuche.
El hombre terminó de hablar y se fue rápidamente.
Cesar al hablar con el encargado del taller, le preguntó por el curioso que hablaba con él.
El encargado le contestó, que siempre venía para ver que salía de nuevo.
Y le agregó que era un buen violinista.
¡Cesar, mire que mañana inauguramos la iluminación!
¡Qué bien, porque también la bailarina entrenará su vestido!
Al llevarla a su casa, la conversación de la pareja se centró en los últimos preparativos antes de la noche de la presentación.
¡Doly, mañana harás tu ensayo con el carruaje con todas las funciones!
¿Te sientes nerviosa?
¡Nunca, si tú estás a mi lado!
¡Si mi reina, estaré más tiempo de lo que imaginas!
En la tarde del día siguiente, Cesar le comunicó al gerente de la empresa, que ese día se haría el primer ensayo con el carruaje y todas sus funciones.
¿Señor Hugo, usted y el directorio quieren presenciarlo?
No Cesar, preferimos verlo el día de la inauguración.
Bien, les alquilaré un balcón sobre la avenida.
En ese tiempo, en los carnavales se acostumbraba alquilar balcones a los turistas para presenciar los desfiles.
Esa misma tarde dejó alquilado un balcón con siete sillas, para todo el directorio.
Después fue a buscar a su bailarina.
Ella mirando una caja en sus manos le afirma.
¡Estoy lista, vamos!
¿Doly, qué llevas en la caja?
¡Es una sorpresa mi amor!
Llegaron a los talleres en el momento en que quedaba todo listo para comenzar el penúltimo ensayo.
Inmediatamente la reina pide un lugar para cambiase la ropa.
Le indicaron un salón pequeño.
La curiosidad hizo que todos los presentes esperaran la salida de la belleza negra.
Y no se hizo esperar.
Cuando la vieron salir, las expresiones de admiración fueron unánimes.
Se había recogido el pelo y vestía un vestido verde ajustado hasta la cintura.
La pollera del mismo, eran cuatro paños rojos en caída, que en cada movimiento dejaban ver sus piernas largas muy bien formadas.
Los pies, calzaban zapatillas especiales para bailar.
Salió sonriéndose y moviéndose como si escuchara el ritmo del tambor.
¿Te gusta Cesar?
¡Estás hermosa!
¡Está todo pronto para empezar, dijo el jefe de los fabricantes!
Mientras la bailarina subía al carruaje, Ricardo el violinista se acercó a Cesar.
¡Señor, la melodía que integré al ritmo, es la que va a sentir ahora!
Si le gusta queda.
Bien Ricardo, escucharemos.
Cesar pensó, que se había olvidado de decirle a Doly esa novedad.
Se prendieron todas las luces del carruaje.
Los efectos especiales que habían creado eran extraordinarios.
La espuma del jabón daba la impresión que se iba derramando.
Un efecto producía un elevamiento de las burbujas y con ellas la figura monumental de la diosa.
Otra iluminación, hacía que la marca del jabón se iluminara cada cinco segundos.
Enseguida comenzó el ritmo del candombe y muy suave se fue sumando la melodía del violín.
Pasó lo que Cesar imaginó.
La unión del ritmo, melodía y los movimientos sensuales de la bailarina, hicieron imaginar que el carruaje estaba saliendo de un lugar mágico.
La diosa, como encantada por el ritmo y la melodía, no dejaba de sonreír.
Los movimientos cadenciosos, hacían que la cintura, cadera y piernas se movieran con tanta precisión, que mantenía a los allí presente asombrados por el espectáculo.
A medida que el acompañamiento musical bajaba de volumen, la reina iba desapareciendo adentro de las burbujas.
Todos, como despertando y saliendo de un sueño, se felicitaban y abrasaban entre sí.
Cesar cumplió con su palabra, le dio a Ricardo un vale por doscientos pesos.
La belleza morena, abrazó y besó a Cesar al mismo tiempo que se disculpaba por haberse salido de la realidad.
¿Qué estás diciendo Doly?
¡Estuviste maravillosa!
¿De veras te gusto Cesar?
¿Qué si me gustó?
¡Serás la sensación en el desfile!
Ella sin perder la sonrisa volvió a besarlo.
El encargado quedó con Cesar en terminar el carruaje al día siguiente, después de unos detalles que faltaban.
¿Cuáles son?
Preguntó al encargado.
Forrar el tractor y hacerlo parte del carruaje.
Después, poner la palanca que hace funcionar la rampa que sube y baja a la bailarina.
¿En dónde irá colocada la palanca?
Al lado del chófer señor Cesar.
¡Muy bien, veo que lo tiene todo calculado!
¿Señor Cesar, quién manejará el tractor?
Cesar le iba a contestar que lo haría él, pero pensó que no debía hacerlo porque le había prometido a su reina, que siempre la estaría mirando.
Ricardo el violinista que escuchaba la conversación habló.
Señores, si ustedes no tienen inconveniente lo haré yo.
Cesar miró al encargado y él estuvo de acuerdo moviendo la cabeza.
¡Bien Ricardo, quedas contratado!
Recuerden que mañana será el último ensayo.
En ese instante volvía Doly.
¿Qué rápido te cambiaste de ropa?
¡Sí, estoy deseando llegar a casa y contarle a mis padres lo nuevo del ensayo!
¿Te gustó la melodía agregada con el violín?
¿Qué si me gusto?
Cesar, sentí que mi cuerpo no era dominado por mí.
¡El ritmo, la melodía y mi cuerpo no se podían separar!
¡Créeme, en todo momento no fui yo!
¡Doly, estuviste muy sensual!
¡Te lo dije, en el desfile seguirás causando sensación!
¡Gracias mi amor, tus palabras son las que más me animan!
Cesar la llevó a su casa y se despidieron con abrazos y besos.
Hasta mañana Doly.
¡Hasta mañana mi vida!
La mañana siguiente, Cesar se dedicó a su tarea en la fábrica y en la tarde se fue de nuevo hasta la avenida Dieciocho de Julio y contrató dos sillas en un balcón.
Quería que los padres de Doly vieran a su hija desfilar cómodamente.
Seguidamente se dirigió a la casa de la reina.
Llevarla más temprano significaba más tiempo para el último ensayo.
Entregó a sus padres los dos vales con la dirección en donde se encontraba el balcón.
Los padres le agradecieron la atención.
Esta vez la morena apareció frente a Cesar vestida con una blusa y pantalón de seda ajustados.
Las dos prendas eran de color verde obscuro.
En un brazo colgaba un tapado de seda negro.
Sus piernas largas bien formadas y la elegancia al caminar, la hacían digna para un concurso de belleza.
Se paró frente a Cesar como posando, y sonriendo le preguntó.
¿Te gusta mi amor?
¡Cómo me veo?
Para esas dos preguntas tengo una sola respuesta.
¡Doly, eres única!
¡Gracias mi vida, tú también sos único!
Al llegar a los talleres para el último ensayo, los muchachos no pudieron disimular la atracción que les causaba la diosa de Ébano.
La recibieron con un fuerte aplauso.
Lo primero que observó Cesar fue el cambio que hubo en el carruaje con el tractor forrado.
Daba la impresión de ser parte del mismo.
Ricardo se acercó y saludó.
Señor Cesar ya estuve practicando, y moví el carruaje de pared a pared.
La chata tenía diez metros de largo y entre el piso de ella a la altura que iba el elevador, habrían unos cinco metros.
¿Ricardo, la estructura no se movió?
No señor, ni siquiera cuando se elevó la plataforma.
Ricardo entró por una puerta disimulada al tractor y la joven Doly subió al elevador.
El encargado dio la orden y empezó el ritmo de candombe.
El carruaje se puso en un lento movimiento mientras las luces se encendían, y en el elevador hacía su aparición la fabulosa reina del candombe.
Su cuerpo casi arrodillado como atando la zapatilla, se fue levantando lentamente al escucharse las primeras notas del violín.
La impresión de una diosa saliendo de las burbujas, era la sensación que iban a tener todos los que presenciaran la escena.
Después, la melodía del violín hizo que su cuerpo tomara formas tan sensuales, que hacía del candombe una ritmo mágico.
Se hizo cuatro veces el recorrido de pared a pared.
La morena no dejó de bailar en ningún momento.
Daba la impresión de que estaba poseída por el embrujo que emanaba del candombe.
Terminado el ensayo, para la reina fue como un despertar.
¿Cesar, cómo estuvo todo?
¡Todo estuvo sensacional!
¡Pero tú, estuviste como siempre, maravillosa!
Todos saludaron y felicitaron a la inigualable bailarina.
El encargado se acercó a Cesar y le preguntó.
¿Es lo que usted quería?
¡Sí señor, es lo que yo quería y más!
¡El aparecer y desaparecer la marca del jabón con el juego de luces, es un detalle extraordinario!
¡La aparición de la bailarina como subida por las burbujas, es mágica!
¡Felicito a cada uno de ustedes!
Cesar entregó un vale por el saldo de la deuda y le agregó una jugosa propina para los empleados.
Arregló con Ricardo para al otro día a las diecinueve horas, llevar el carruaje hasta la plaza Independencia, lugar de salida del desfile.
Después llevó a su bailarina hasta la casa.
No faltó la despedida con caricias y besos.
Cap. 6
Ya hacía una semana que un canal de Televisión venía haciendo pruebas y ajustando su señal.
Querían empezar la primera emisión junto con el primer desfile de carnaval.
Estaban prometiendo colocar cuatro cámaras para llevar el desfile a todo el país.
Si bien las imágenes iban a ser en blanco y negro, las escenas se apreciarían con nitidez.
La televisión color vendría mucho después.
En la mañana, Cesar le solicitó al gerente un auto de la firma para ir al frente del carruaje abriendo camino.
¿A qué hora lo precisas Cesar?
Lo preciso para la seis de la tarde señor Hugo.
Habla con Luis, es un buen conductor.
Él conducirá las veces que lo precises.
Cesar entregó al gerente siete vales para las sillas contratadas y la dirección donde estaba el balcón.
Señor Hugo, no olvide que el desfile empieza a las veinte horas.
¡Allí estaremos Cesar!
Enseguida buscó a Luis el conductor y quedó encontrarse con él a las diecinueve horas en los talleres.
Ahora solo le faltaba ir a buscar la bailarina, trasladar el carruaje y esperar la hora del espectáculo.
¡Del resultado, solo Cesar estaba seguro!
¡Un éxito rotundo!
…..........
¡Don Cabildo a este muchacho lo único que le faltó es sacar la lotería!
¡Mira Julio, con la humildad y responsabilidad con que hacía las cosas, más que una lotería sacó!
¿Así que ese año coincidía el carnaval con las instalaciones del primer canal de televisión?
Sí Julio, empezaron con emisiones de seis horas por día.
Después con el tiempo se sumaron otras emisoras televisivas.
Y allá por mil novecientos ochenta y uno, se iniciaba la televisión color.
¡Bueno don Cabildo, siga contando que quiero saber cómo termina la historia!
Está bien.
La tarde casi noche, Cesar se dirige a la casa de Doly a buscarla como de costumbre.
Ella lo esperaba vestida y pronta como para subirse al elevador y comenzar a bailar.
Llevaba puesto el vestido que deslumbró a todos en el ante último ensayo.
En cada paso sus piernas largas se asomaban en las aberturas de la falda.
Era un toque de elegancia que la hacía más hermosa.
Él la miró acercarse y le comentó.
¡No sé por qué cada vez que te veo, te encuentro más linda!
Ella riendo le contesta.
¡Será porque precisas lentes mi amor!
Un poco por nerviosismo y también por alegría, en el camino se iban riendo de todo lo que decían.
¡Y era justo que se sintieran así!
Él, no podía fracasar, quedaría mal con la empresa.
Ella, siempre había bailado en una comparsa con varias compañeras.
Hoy, lo haría sola y toda la responsabilidad sería suya.
Llegaron a los talleres y se llevaron una grata sorpresa.
Un periodista con su camarógrafo los estaba esperando ¿Quién los llamó?
No se Doly.
Pero enseguida el encargado del taller les aclaró.
Discúlpenme, yo hice que la prensa televisiva haga notas sobre el carruaje y nuestra reina del candombe.
¡Es bueno para nosotros que conozcan nuestras creaciones!
¿Está de acuerdo señor Cesar?
Está bien, quédese tranquilo.
El periodista de inmediato encaró a la pareja.
Señorita, señor esta entrevista va en vivo y en directo.
¿Puedo decirle reina?
Ella sonriente le contesta.
¿Si usted cree que soy una reina, hágalo?
¿Qué sintió cuando esta importante compañía la contrató?
¡Sentí una inmensa alegría porque había encontrado personas que confiaban en mí!
Después miró a Cesar y agregó.
¡Por ellos, conocí a un hombre maravilloso!
¿Señorita Doly, qué siente al salir de las burbujas a cinco metros de altura?
¡Siento que entro en un sueño de música y baile, y no quiero salir de él!
¿Señor Cesar sabe que el primer premio es la suma de ocho mil pesos?
Si señor periodista, y le comunico que si ganamos ese dinero, es para nuestra reina del candombe.
¡Señorita Doly, estoy seguro que su sonrisa y simpatía, cautivará a todo el público!
¿Señor Cesar tiene algo más para agregar?
Si, agradecer en nombre de todos, a ustedes y al canal esta entrevista.
¿Usted reina?
¡Si, pedirle al televidente que no se pierdan el espectáculo, va a ser mágico!
Seguidamente mientras el camarógrafo mostraba el carruaje desde todos los ángulos, el periodista se iba despidiendo.
En ese mismo momento llegaba Luis, el conductor que con un auto de la empresa guiaría al carruaje hasta el desfile.
¡Señor Cesar!
Si Ricardo.
Se nos está haciendo tarde.
Está bien Ricardo, puedes ir sacando el carruaje a la calle.
Ricardo demostrando ser un buen conductor, con dos maniobras llevó el carruaje hasta la calle.
Luis colocó su auto en frente al carruaje.
Los dos vehículos quedaron solamente con las luces amarillas tintineando.
Doly y Cesar, después de despedirse de la gente de los talleres, entraron al auto de la compañía.
Muy despacio salieron hacia la Plaza Independencia.
Abrazados muy felices, uno al otro se daban ánimo, para lo que decían iba a ser una gran presentación.
Casi dos horas les llevó llevar el carro hasta el lugar.
Cesar le pidió a Ricardo que prendiera el juego de luces y lo apagara enseguida.
¡Ricardo, es para saber si en el camino no sucedió nada!
Así lo hizo y estaba todo impecable.
Eran catorce los carros alegóricos que iban a participar.
Menos el de la compañía de jabón, todos pertenecían a un conjunto carnavalesco.
El desfile empezó un poco más tarde.
Una a una fue pasando las comparsas y algunas con sus carruajes.
Todas fueron recibiendo gritos de alegría con fuertes aplausos.
A las dos de la mañana le llegó el turno al de la compañía de jabón.
¿Te sientes nerviosa Doly?
¡No Cesar si tú estás cerca!
¡Bien, sube al elevador y haz que te recuerden por muchos años!
¡Enséñales porqué sos la reina del candombe!
Ella subió la pequeña escalera hacia la rampa que la elevaría, y se perdió entre la espuma.
Ricardo prendió todas las luces y empezó ese juego, que por un buen rato iba a dejar sin respirar a todo el público.
Las veredas de la avenida Dieciocho de Julio contaban con cuatro hileras de sillas para los espectadores.
Cada dos cuadras, una iluminaria iba de vereda a vereda a doce metros de altura.
Los juegos de luces de la iluminaria formaban figuras carnavalescas.
Teníamos el carnaval más largo del mundo y el más iluminado.
El carruaje entró en la avenida causando la impresión, de que su aparición fue causada por un toque mágico.
Paró uno segundos frente al Palacio Salvo, en donde empezó a sentirse suavemente el ritmo de candombe.
En los primero acordes del violín, se vio aparecer como en un nacimiento en las burbujas, la escultural reina del candombe.
La espectacular aparición, hizo que los tambores redoblaran con más energía y el cuerpo de la morena se sumara a la melodía del violín.
Los movimientos cadenciosos de la diosa atrapó al público, que emocionado no dejaba de aplaudir.
El carruaje muy lento entró en el espacio de la admiración y los aplausos.
En el lento andar del carruaje, se veía el jabón derramando espuma y elevando burbujas hacia la diosa de Ébano.
¡Esa era la sensación en las miradas de todos!
La bella morena no dejaba de sonreír y saludar a la gente.
De pronto vio a Cesar que aplaudiendo, iba caminando junto al auto.
Se inclinó, puso sus manos en la boca y dejó que un beso fuera hasta él.
Después siguió bailando, bailó como nunca lo había hecho.
Fue tanta la alegría de la gente, que de apoco se fueron sumando atrás del carruaje.
Bailaban contagiados por la bella bailarina y su sonrisa.
Cada diez minutos paraba de bailar y cinco se dedicaba a saludar al público.
¡La aclamaban, la aclamaban como la diosa que era!
¡Pero lo que más atención le atrajo a la morena, fue que la mayor parte de sus admiradores eran mujeres!
Cuando se terminó el recorrido, aclamaban tanto por ella, que tuvo que intervenir la policía para sacarla del desfile.
Muchas personas desconocidas se acercaban para felicitarla.
La reina, como podía les agradecía.
¿Cesar te diste cuenta que tengo más admiradoras que admiradores?
¡Claro, las mujeres son las que usan más el jabón!
Terminado el desfile Ricardo llevó el carruaje a los talleres de la compañía.
Doly, Cesar y Luis con el auto le fueron abriendo camino.
¿Cómo vieron el desfile?
¡Muy bueno, pero tu diste el espectáculo más maravilloso no visto en muchos años!
¿Es así Luis?
¡Claro que sí!
¡Gracias mi amor?
Luis dando un toque de humor contesta.
¡A mí no me lo digas, que soy casado!
La risa contagiosa de Doly, los hizo reír hasta que llegaron.
Después de dejar el carruaje en uno de los galpones de la compañía, todos se fueron a su casa.
Cesar llevó a la reina.
Al despedirse se besaron acordando, que esa noche no la olvidarían jamás.
El día siguiente Cesar se presentó a trabajar como de costumbre.
Casi todos los empleados habían concurrido al desfile.
Todos lo felicitaron.
De pronto una voz en los comunicadores, le pedía a Cesar que se presentara en los escritorios.
Así lo hizo.
Se encontró con los socios del directorio reunido en el escritorio del gerente.
Fueron muchas las felicitaciones y el agradecimiento por convencerlos de participar en el desfile.
¡Sos un genio muchacho!
¡Gracias señor Hugo!
¡Gracias a todos!
En la salita telefónica los teléfonos no dejaban de sonar.
Las telefonistas no daban abasto.
¡Tú idea resultó Cesar!
Estamos recibiendo llamadas del todo el país y del exterior.
…................
¡Cabildo, de hurgador en poco tiempo se transformó en la cabeza principal de la empresa, y para mejor se iba a comer el dulce!
Hasta ese momento, no fue tan así Julio.
Casi se puede decir que fue el comienzo de que Cesar con sus ideas, convirtiera esa empresa en la mejor.
Pero todavía no termino.
Adelante don Cabildo, continúe.
El primer premio del desfile, fue para el carruaje del jabón.
Hubo muchos sorprendidos.
Pensaban que por ser la primera vez que se presentaba, podía llevarse el segundo o tercer premio.
¡El único que aseguró que iba a ser el primer premio, fue Cesar!
Cumplió con su palabra.
Los ocho mil pesos del premio la compañía se los dio a quien se lo merecía, a la inigualable reina del candombe.
El carruaje con todo su equipo, fue contratado por comisiones barriales dieciocho veces durante todo el carnaval.
Todo el dinero recaudado, la compañía también se lo cedió a la bailarina La belleza negra fue entrevistada varias veces por el flamante canal de televisión.
El periodista que ya la había entrevistado le preguntó.
¿Reina, con quien te presentarás el carnaval que viene?
Con nadie.
¿Por qué?
¡Porque solo bailaré para mi futuro esposo!
¿Quién es, reina?
No lo puedo decir, porque todavía no sabe que nos casaremos.
La risa de la reina de Ébano contagió a todos los presentes.
Pasó el tiempo, y tal como previno Cesar, la fábrica multiplicó por ocho la producción.
El gerente dio la orden de parar las ventas porque no daban abasto.
A Cesar no le pareció bien y habló con el gerente.
Con mi mayor respecto señor Hugo, creo que se equivocan.
¿En vez de parar las ventas, no es mejor comprar máquinas?
¿Cesar, y si las ventas no continúan?
Señor Hugo, más máquinas capitalizan la compañía y la idea de los jabones de tocador pueden aumentar la producción.
¡Tienes razón, olvidé tu idea de los jabones con formatos de flores!
¿Cesar, sabes que tienes el poder de contagiar?
Hablaré con mis socios.
La decisión de no salir más en carnaval y pedirle casamiento a Cesar, la reina de Ébano lo concretó en poco tiempo.
El mismo periodista del nuevo canal, cada vez que tenía la oportunidad de entrevistarla lo hacía.
¿Reina Doly, es verdad que tú le propusiste matrimonio a tu admirador?
¡Claro que es verdad!
Es inusual, reina.
¿Por qué lo hiciste?
Él, es muy seguro en lo que hace y yo quiero estar segura con mi conquista.
Y como en todas las entrevistas, ella la termina riendo, haciendo reír a los demás.
¡No solo eres muy atractiva Doly, también eres muy simpática!
¡Felicidades a los dos!
Ella miró a la cámara y agradeció por todas las atenciones.
La relación de la pareja se hizo más firme cuando decidieron casarse.
Después de casados, como dijo el padre de Doly, no eran bien mirados.
Incluso sus compañeros y parte del directorio que estaban en la humilde reunión, algunos se notaban contrariados.
Varios amigos hubieran preferido que cada uno se casara con alguien de su raza.
Por momentos la monumental bailarina pensaba que si por amor, no estaría haciéndole daño al ser que más quería.
Ella no se lo decía, pero él comprendiéndola le habla.
¡Mi negra querida, escúchame!
Hubo un momento de mi vida, aunque equivocado me propuse una meta.
Esa equivocación me llevó a la posición en que hoy nos encontramos.
¡Y sabes qué, no pararé hasta lograrlo!
Tú también comenzaste algo, lo que no lo sabes.
En poco tiempo la unión de blancos y negros será tan común, como tomar un vaso de agua.
Lo bueno de todo eso, es que nosotros participamos.
Por primera vez los ojos de la belleza negra, se adornaron con sus lágrimas.
El tiempo fue pasando y parecía que el directorio se había olvidado de la proposición de Cesar.
Las ventas seguían en el nivel más alto.
Cuando pensaba que se estaban conformando con esa producción, el gerente lo llama a su escritorio.
Bueno Cesar, nos demoramos pero el directorio decidió aceptar que empieces con tus proyectos.
Ya encargamos dos máquinas, una cortadora y otra envasadora.
Como la otra vez, presenta los proyectos y los moldes, el directorio decidirá.
Como siempre quiero que sepas que yo te apoyé en la reunión.
Señor Hugo, no fallaré.
!
Adelante con todo Cesar!
En pocos días Cesar se movilizó a varios lados para reunir los elementos que armarían sus proyectos.
Estuvo en la agencia de publicidad donde le hicieron el proyecto del carruaje y dejó su idea sobre lo que quería hacer.
Mandó hacer una muestra de los moldes para los jabones de tocador.
Los moldes saldrían con un detalle que Cesar no sabía si la empresa lo aceptaría.
Por último le pidió a un especialista en aromas y fragancias tres perfumes, rosa, clavel y jazmín.
Todos envasados en frasquitos.
En diez días tendría todas las muestras.
Al final de esa jornada Cesar volvió a su casa.
Contó a su esposa lo que había hecho ese día y la pareja se sintió muy satisfecha por ese logro.
Ahora había que esperar.
Cap. 7
En esos días de espera Cesar siguió con su trabajo.
Una tarde antes de irse, un socio minoritario de la compañía lo citó a su escritorio.
Pasa Cesar y siéntate.
¿Que precisa señor Francisco?
Cesar tu creerás que te conozco poco, pero no es así.
Te observo desde el primer día que te trajeron a prueba.
Lo que vi en ti, fue un muchacho emprendedor más allá de tus aspiraciones.
En menos de dos años has logrado lo que nosotros no hicimos en muchos.
Tengo ochenta y dos años y he visto fracasar a muchos.
En la última reunión del directorio le comente a Hugo el gerente, que quería retirarme y jubilarme.
Le aseguré que de acuerdo a mi experiencia, la persona a sustituirme eras tú.
¿A adonde quiere llegar señor Francisco?
Me vas a entender Cesar.
Tengo acciones de la compañía y no tengo herederos.
Quiero que tú compres mis acciones.
Esa es la decisión mía y de Hugo.
¡Señor Francisco, cuente con mis decisiones también!
No tengo el dinero para comprar sus acciones.
Cesar, disculpa que me meta en tu vida privada.
¿Todavía conservas el dinero del premio?
¡Sí, y algo más que fui ahorrando!
Presta atención Cesar, tengo cinco mil acciones a siete pesos cada una.
Suman treinta y cinco mil pesos.
Entregando la cantidad que tienes, el saldo con las ganancias se paga solo.
¡Acéptalo es buen negocio para ti!
Señor Francisco, lo consultaré con mi esposa y a la brevedad le contesto.
No te demores muchacho.
Cesar terminó con las tareas y se fue para su casa.
Preocupado porque no podía decidirse, se quedó en silencio pensando.
La morena lo recibió como todos los días, pero se dio cuenta de que algo lo preocupaba.
Antes de su casamiento, ella hizo una promesa ante las cámaras de televisión.
A pesar de que había recibido varias ofertas para actuar en comparsas, siempre se negó.
Se mantuvo con la promesa de que únicamente bailaría para su esposo.
Al verlo preocupado se fue al dormitorio, se puso el vestido que había estrenado en el carruaje, prendió el pasa disco y suavemente empezó a sentirse el ritmo del candombe.
Para Cesar fue una aparición espectacular.
Había aparecido la diosa, la monumental reina del candombe.
El violín marcaba los movimientos de su cuerpo haciendo de ella lo que era, una reina.
Los tamboriles parecían que enloquecían.
¡Bailó como nunca y terminó sentada en su falda!
Después de un abrazo y un beso le pregunta.
¿Ahora dime, qué problema tenemos?
Él se sintió como que había tomado un tranquilizante.
Cesar le cuenta lo que le propuso el señor Francisco.
Ella riendo le hace otra pregunta.
¿Me estás diciendo que te preocupa llegar a lo que aspiras?
No, no es eso, es que nos quedaríamos sin ahorros.
Mi amor, una vez dijiste, nunca tuve nada, si pierdo no extrañaré nada.
¿Recuerdas cuando te comprometiste con el carruaje y la propaganda?
Sí, pero en ese momento estaba solo.
¡Ahora me tienes a mí!
Cesar, recuerda que todo lo que ganamos menos dos mil pesos que les di a mis padres, se pueden usar para invertir.
Es dinero tuyo, Doly.
¿Me estás diciendo que sigues solo?
¡No, cuido tus ahorros!
¡Nuestros ahorros Cesar!
¿Negra, quieres que acepte y arriesgue?
¡Claro mi amor!
Cesar con esa decisión, se presentó frente a Hugo, el gerente.
Me alegra Cesar, te felicito.
Francisco y yo te elegimos a ti porque eres el más merecedor.
Muchas gracias señor Hugo, seré un buen socio.
¿Quieres que la empresa con sus escribanos se encarguen de la transacción?
Señor gerente eso le iba a pedir.
¿Cesar cómo va todo con los nuevos proyectos?
Señor, en diez días tendrá todo sobre el escritorio.
¡Muy bien, veo que te has movido rápido!
El siguiente paso de Cesar, fue tratar de contactarse con el periodista de televisión que tantas veces entrevistó a Doly.
Lo logró, y en la entrevista le pidió ideas para poner la nueva propaganda en pantalla.
Después de cambiar ideas, quedó encontrarse nuevamente cuando Cesar contara con todos los elementos para la propaganda.
El periodista no se despidió sin antes preguntarle por la reina.
¿Siempre sigue con la idea de no participar más en carnaval?
¡Como dijo amigo, ahora baila para su esposo!
En cuatro días Hugo el gerente le estaba comunicando a Cesar, que la empresa tenía la documentación de la transferencia de las acciones.
Esa misma tarde en una pequeña reunión, los socios se reunieron para despedir al viejo y querido Francisco, y para recibir al joven y no menos querido Cesar.
Tal vez estaban comprendiendo que la compañía precisaba jóvenes con nuevas ideas.
En ese acto, Cesar entregó al señor Francisco la suma de doce mil pesos y el saldo a pagar con las ganancias mensuales.
Después de firmar todos los documentos sellaron el pacto con un brindis.
Al despedirse el señor Francisco se dirigió a todos los socios.
¡No crean que me voy del todo, pasaré a menudo para ver cómo avanza la compañía con un viejo menos!
Miró a Cesar y le dijo.
¡Hijo, no me falles!
¡Jamás señor Francisco!
Cesar le llevó la noticia a su esposa.
¡Con mucha alegría, también ellos brindaron por el éxito!
¿Estas contento mi amor?
¡Se te están cumpliendo tus sueños!
¡Ya eres casi dueño de una compañía de jabón!
¡Somos, mi vida, somos casi dueños!
¡Y mis sueños se empezaron a cumplir cuando me mandaste un beso, desde lo alto del carruaje!
En los días venideros, Cesar anduvo detrás de las muestras hasta que las pudo reunir.
Las láminas mostraban jabones de tocador en tres formatos.
Cada uno era un gemelo de la flor.
Los colores resaltaban tanto, que el rojo del Clavel, rosado de la Rosa y el blanco del Jazmín, más idéntico a los naturales no podía ser.
Los jabones en la parte posterior traían la marca.
A un costado en hueco grabado tres letras C.I.F.
Las hormas de los jabones venían con tres muestras en yeso.
Tres frascos traían el contenido aromático de las flores.
Cuando Cesar sintió el aroma de los frascos, para él fue como sentir el de cada flor.
Con todas las muestra se presentó ante el gerente.
Cuando el señor Hugo miró las muestras y sintió el aroma delos frascos exclamó.
¡Cesar esto es único y sensacional!
¡Te felicito!
¿Qué significan estas tres letras en el lateral del jabón?
¡Señor Hugo, este es el modelo C.
I.
F!
Cesar, la marca la reconozco, pero lo del modelo no lo entiendo.
Señor Hugo, es razonable que cada compañía con muchos artículos se identifiquen por los modelos.
Y créame, esta compañía va en camino a tener muchos.
¡Estoy de acuerdo contigo Cesar!
¿Puedes decirme qué significa cif?
Si señor Hugo, significa Cesar Ignacio Futuro.
El gerente sonriendo le aclara.
¿Cesar, si bien yo estoy de acuerdo, sabes que hay otros socios que lo deben estar?
Señor, si no están de acuerdo se quita.
Pero yo creo que si usted fuera el creador, querría dejar una marca que lo identifique.
Sin duda Cesar, pero hay socios y debemos consultarlos.
Es justo, pero lo más importante es que nos guste a todos los proyectos.
¡Bien pensado Cesar!
Si nos ponemos de acuerdo, el sábado a la tarde nos reunimos y conversaremos sobre tus ideas.
Está bien señor Hugo, ahora permiso, iré a seguir con mi trabajo.
¡Hasta luego Cesar!
Llegó el sábado y con él, la reunión de los socios.
Era la primera vez que Cesar se presentaba como un socio más.
Hablaron algunos, y expresaron por qué se negaban a que aparecieran identificaciones de modelos en los jabones.
El señor Hugo, el gerente, el socio mayoritario los escuchó en silencio.
Después pidió la palabra y se dirigió a todos.
¡Señores, cuando tomamos como empleado al señor Cesar, ninguno de nosotros estuvo en desacuerdo con sus ideas!
Las analizamos y estuvimos de acuerdo con que las pusiera en práctica.
Sus ideas hicieron crecer la compañía.
Otro socio se hizo oír.
Era empleado y se le pagaba para eso.
El gerente le contestó.
Es verdad, era empleado pero no se le pagaba para tener ideas de cambios.
Se le pagaba por trabajos internos de la compañía.
Sus renovadas ideas fueron tan certeras, que nos dejaron ganancias millonarias.
Hoy como socio se presenta con ideas sobre nuevos jabones, que estoy seguro asombrarán a los usuarios.
¿Y qué pide?
Pide una marca en el jabón que identifique el modelo.
¡Qué importa si son letras, números o jeroglíficos!
Lo que nos tiene que importar, es que nuestros artículos gusten y se vendan.
¿Quién no quiere una huella en su creación?
Miró a Cesar y le dijo, ¡Cesar, acepto que los jabones de tocador se identifiquen como modelo C.I.F!
Fueron cuatro los socios que aceptaron y con ellos la mayoría.
De cualquier forma Cesar les aclaró.
Si se arrepienten quito las letras.
Tienen tiempo hasta el día antes que empiecen a trabajar las máquinas.
Haz tu trabajo Cesar.
¡Lo haré señor Hugo!
Ese mismo sábado a la noche, el periodista del canal lo llama por teléfono.
Cesar, te habla Gómez.
¿Qué Gómez?
¡El periodista Cesar!
En ese momento se dio cuenta que siempre lo llamó periodista y no le conocía el nombre.
¿Cesar, tienes alguna novedad?
Si Gómez, esperaba el lunes para comunicarme contigo.
¿Cesar, qué te parece si te invito a almorzar?
¡Ven con tu esposa, que mi señora quiere conocerla, yo invito!
¿Cuándo, Gómez?
Tengo libre mañana, no voy al canal.
¿Dónde sería?
El periodista le dio la dirección de un restaurante sobre la avenida diez y ocho.
Está bien, nos encontramos a las doce y treinta.
…................
Don Cabildo, discúlpeme que lo interrumpa.
Lo estoy escuchando, y no puedo creer que a este muchacho le haya llevado poco tiempo, lo que a otros les hubiera costado muchos años lograrlo.
Mira Julio, cuando se sabe mucho sobre determinadas cosas y te las reconocen, serás siempre el que terminas antes y el que más logras.
Generalmente eso se obtiene cuando te rodeas de personas que te quieren y no sienten recelos de lo que sabes y haces.
Créeme si te digo que Cesar se ganó todo en su trabajo.
¡Nadie le regaló nada!
¡Ahora déjame terminar la historia de este gran hombre!
¡Adelante Cabildo, siga!
Doly, mañana no tienes que cocinar, estamos invitado a almorzar.
¿Quién nos invitó, mi amor?
Gómez el periodista y su señora.
¿Es de apellido Gómez?
¡Sí!
Recién me entero.
Yo también.
En la mañana a la hora de salir, la hermosa morena ya estaba pronta.
Si bien Cesar no era una persona de decir muchas cosas lindas a su mujer, él más bien las pensaba y se lo decía con hechos.
A ella, esa forma de comportamiento de Cesar es lo que más le atrajo.
Pero cuando la vio salir del vestidor exclamó, ¡estás hermosa!
¡Todo para ti, mi vida!
Doce treinta llegaron al famoso restaurante.
El periodista había reservado una mesa y ya los estaba esperando con su esposa.
Ese día, las dos parejas iniciaron una amistad que duró por muchos años.
El gerente del restaurante se acercó a ellos, en lo que parecía que él los iba a atender, se transformó en un disgusto para todos.
¿Señoras, señores no leyeron el letrero?
El gerente miraba uno en la pared.
Cesar y Gómez leyeron.
(La casa se reserva el derecho de admisión) ¿Y qué hay con eso?
, dijo Cesar muy tranquilo.
El gerente le explica.
No permitimos que gente negra entren a nuestro local.
Cesar como que no lo sintió, tomó el abrigo de su mujer y dijo, vayámonos.
¡Disculpen, agregó el gerente!
Cesar lo encaró, y nuevamente con mucha tranquilidad le hizo una advertencia.
¡Señor no lo disculpo, pero recuerde que cuando se esté bañando, uno de mis jabones le está sacando la mugre!
Ante esa respuesta, el hombre se quedó perplejo.
Cesar y la reina salieron para la calle.
Gómez y señora, quedaron hablando con el gerente.
Que le dijeron no lo supieron Cesar y Doly.
Nunca les preguntaron.
Pero la reacción del gerente cambió.
¡Señor y señora Futuro, por favor escúchenme!
¡Disculpen hubo un error, no la reconocí!
La pareja siguió adelante.
Enseguida se les unió Gómez y señora.
¡Cesar, Doly discúlpenme!
Doly se acercó a su nueva amiga y la calma, no te preocupes, a mí ya no me molesta esa conducta.
Conducta que dejó a la reina con la peor de las vergüenzas.
Cesar no se preocupó tanto, sabía que contra esa discriminación se iba a enfrentar muchos años.
Gómez y señora invitaron a subir a su auto a sus amigos.
Ahora los llevaremos a un lugar donde estaremos más tranquilos y en nuestro ambiente.
Los llevó al canal de televisión y al restaurante que allí había.
Todos los que se encontraban reconocieron y saludaron a la diva morena con besos y aplausos.
Todo lo contrario al famoso restaurante en donde se sentía la horripilante idea del racismo.
Almorzaron y planearon de cómo iba a ser más efectiva la propaganda televisiva.
Mientras hablaban, más se afianzaba la amistad entre ellos.
Al despedirse Cesar le prometió a Gómez, que a la brevedad le arrimaría un vídeo para comenzar la propaganda en televisión.
Las damas, se prometieron un nuevo almuerzo.
¡Pero esta vez en mi casa, aseguró la belleza negra!
Llámame, le pidió la señora del periodista.
En el informativo de la noche, en la cual tomaba parte el periodista Gómez, hizo una fuerte crítica del incidente en un prestigioso restaurante.
No puedo creer que haya ciertos propietarios de negocios al público, que hagan uso del derecho de admisión a personas que por ser chinas, japonesas o afroamericanas, cuando deberían aplicar ese concepto a personas que van en contra de la moralidad, más allá de la raza que pertenezca.
¡Yo lo puedo asegurar porque me pasó a mí y a unos amigos!
¡Señores propietarios de ese famoso restaurante, les aseguro que mis amigos son como alquitrán y arena, impenetrables!
Fue tan efectiva la crítica y mensaje, que en ocho meses el famoso restaurante cerró sus puertas.
En la televisión, la propaganda de los jabones de tocador con los aromas a las flores que representaban, hizo que la producción nuevamente se multiplicara.
A pesar de que había dos máquinas más hubo que duplicar los horarios.
Los socios de la compañía sentían una alegría tan grande por los resultados, que le pidieron a Cesar hacer un vídeo con la reina del candombe para la televisión.
Prometió que se lo consultaría a su esposa.
Aprovechando el entusiasmo de los socios, les pidió que en la próxima reunión se botara un bono anual para cada empleado.
Prometieron que lo pensarían.
Cesar no se quedó, siguió con sus ideas de seguir transformando la compañía.
A medida que la tecnología avanzaba en los electrodomésticos como lavadores, lavaplatos y todo lo que se refiera al uso del jabón, él innovaba.
Creó jabones en polvo, líquidos, cremosos, suavizantes y desinfectantes para las manos de los profesionales.
La aspiración de ser más dueño de la compañía lo llevaba a que cada vez que se le presentaba la oportunidad, compraba acciones de la misma.
Desde unos días atrás, la bella morena en cada conversación dejaba la sensación de que algo quería decirle y lo postergaba.
Cesar en otra conversación, le dice lo que los otros socios le habían pedido.
Quieren hacer un vídeo para la televisión con tu participación.
¿Te gustaría hacerlo?
¿Cómo sería?
Va a ser algo como entrar a bañarte, mostrando los jabones aromáticos.
¿Un desnudo Cesar?
¡No, irías con una toalla o bata puesta!
Cesar, si tú estás de acuerdo yo también.
Y le salió lo que hacía días quería decirle.
Tiene que ser muy pronto.
¿Por qué?
¡Mi amor, creo que estoy embarazada?
¿Qué?
¿Te pone triste?
¡No, esta es la mayor alegría del año!
El ser padre Cesar no lo tenía en mente, pero la noticia como que le despertó algo que lo llevaba dormido.
Sin haber calculado, había creado vida que lo representaría más allá de su existencia.
Hugo el gerente le advirtió, ¡le harás honor a tu apellido!
¡Justamente, Cesar todo lo relacionaba con un futuro mejor!
¡Cómo no sentirse tan contento!
¡Mi amor postergaremos el vídeo!
Esperaremos la llegada de nuestro hijo.
Se está hablando que muy pronto llegará la televisión color, y la presentación del video causará un mejor impacto.
¿Te parece bien?
¡Cesar, lo que tú hagas está bien!
La compañía seguía creciendo y los artículos de lavados también se vendían en los países limítrofes.
Las exportaciones crecían día a día.
La ampliación de la compañía era inevitable.
En cada reunión de los socios, Cesar presentaba la idea de ampliar.
Costó mucho para que sus socios vieran el progreso como lo veía él.
Pero al final de muchas reuniones, entendieron que era razonable lo que Cesar quería.
Hugo el gerente, siempre apoyaba las ideas de Cesar.
Era tanta la confianza que le tenía, que cuando las ponía en práctica solo miraba como subían las ventas.
Los empleados apreciaban mucho a su jefe, más cuando supieron que la idea del bono anual, había sido de él.
Otro año de éxito para la compañía, y como premio mayor para Cesar y la reina del candombe, nació el hijo esperado.
Rubio como el padre y moreno como la madre.
Muchos pensaron que esa mezcla iba a caer mal en el padre.
¡Todo lo contrario, al nacer levantó a su hijo y frente a los presentes afirmó, este es el comienzo de la unión de dos razas!
En un tono de broma Hugo el gerente, se dirige a Cesar.
¿No te cansas de crear?
Pasaron los meses y la compañía seguía progresando.
El gerente citó a Cesar a su oficina comunicándole que se quería jubilar y traspasarle la gerencia.
Cesar, quiero dejar que mis acciones trabajen por mí.
Tú eres el que más se lo ha ganado y tú sos el que tienes más acciones que los demás socios.
¿Te sientes capacitado para eso?
Señor Hugo, solamente usted puede contestar esa pregunta?
Ya conversé con los demás socios y están de acuerdo.
¡Esa es mi respuesta!
Gracias señor Hugo, acepto.
Cesar, en treinta días estarás ocupando este sillón.
¡Nuevamente muchas gracias!
Cuando los empleados se enteraron del cambio en la gerencia, fue una fiesta para ellos.
No era nada raro, no solo los socios lo querían.
Para los empleados, él era el indicado.
La noticia del ascenso dejó al matrimonio Futuro, con una alegría sin igual.
La diosa no dejaba de admirar a su marido, por las constantes ansias de hacer y ser mejor.
Ella después de tener a su hijo, le llevó dos años volver a ser la escultural morena que Cesar había conocido.
La amistad con los Gómez se hizo cada vez más firme.
Desde su lugar en la gerencia de la compañía y socio mayoritario, Cesar consultaba poco con los demás para realizar innovaciones.
Muchas veces en broma los socios le decían, realiza todo lo que quieras, nosotros contamos el dinero.
Desde que llegó Cesar a la compañía, habían pasado casi veinte años.
En un almuerzo en la propia compañía con los socios y todos los empleados, uno de ellos le recordó a Cesar el video de la propaganda.
¿Ahora que vamos a tener televisión color, que te parece si hacemos el video?
Me gustaría, déjenme hablar con el canal de televisión y con mi esposa.
Cesar consultó con Doly el deseo de los socios.
Hacer el video que años atrás se había pensado.
Cesar, desde que nos conocimos han pasado casi veinte años y tenemos un hijo de catorce.
¿Crees que después de esos dos motivos, puedo estar en forma para una presentación en televisión?
¡Doly, quisieran muchas mujeres llegar a tu edad y ver como tú te ves!
Yo diría hacer la prueba, y dejar que los entendidos decidan.
¡Mi amor siempre tuviste mejor visión que yo y has decidido correctamente!
Lo haremos!
Cesar le presentó la idea a su amigo Gómez.
Gómez, te puedes encargar de hacer el video.
¡Claro que sí!
Lo único que aquí en el país, no saldrá en televisión color.
¡Pero Gómez, están prometiendo que en cualquier momento empiezan a emitir en colores!
Cesar, dicen los técnicos que por razones tecnológicas, no habrá emisión a color en menos de seis años.
¿La compañía exporta a la Argentina?
Si Gómez, es nuestro mayor comprador.
Cesar no lo pienses más, lo haremos en la Argentina.
Los dos se pusieron de acuerdo, en que Gómez se encargaría del video.
Dame una semana Cesar, yo te llamo.
En esa semana todos los socios de la compañía estaban enterados que ya estaba encaminado el nuevo video.
El lunes siguiente, Gómez citó al canal a Cesar y Doly.
Llevaron a Cesar hijo, para que conozca lo que es un canal de televisión por adentro.
Se sentaron frente a una pantalla y Gómez dijo, buscando en los archivos encontré este video.
La película mostraba la entrada a la avenida dieciocho, el carro alegórico de la compañía de jabones.
En él, se veía en varias tomas desde la calle y los techos, a la que en ese momento le llamaban con gran justicia varios apodos, la reina de Ébano, reina del candombe y la escultural morena.
¿Mamá no me digas que sos vos?
La expresión del muchacho hizo reír a todos.
Los recuerdos hicieron lagrimear a Doly.
El video duró dos minutos.
¡Escuchen dijo Gómez, este video es parte de la propaganda!
Después se dirigió a Doly.
En las tomas siguientes te verán entrar al baño y tendrás un dialogo mostrando los jabones de la propaganda.
Al salir del baño tendrás otro dialogo.
Después de esa muestra, veremos cómo sale.
Si hay algo para corregir lo corregiremos.
Doly llévate los textos, los estudias y prácticas.
¿Qué les parece la idea?
¡Muy buena, ni a mí se me hubiera ocurrido!
¡Cesar, viniendo de vos, acepto el cumplido!
¿Tú no opinas Doly?
Estoy muy emocionada, les doy gracias a todos por confiarme nuevamente la propaganda del jabón.
Cesar, Doly los espero el jueves a la tarde.
Hasta el jueves.
El jueves a la tarde se encontraban reunidos en el canal Cesar, Doly y Gómez con todos los técnicos para para la grabación del video.
¿Doly, aprendiste de memoria el dialogo?
Sí Gómez.
Entonces acompaña a mi secretaria, te preparará para las escenas.
La escultural morena, volvió solo tapada con una toalla.
El espacio que le hicieron ocupar, era una especie de antesala de un baño.
En una pantalla apareció el viejo video del desfile.
Se vio por un minuto y medio y Gómez lo congeló.
La secretaria puso a Doly en escena caminando hacia la puerta del baño.
Mientras lo hacía, mostraba uno de los jabones perfumados.
Con una gran sonrisa dijo el dialogo.
¡Después de haber bailado tres horas, que bueno es un buen baño!
Al cambio de escena sale como recién bañada, se sienta en un sillón mostrando apenas sus fabulosas piernas y sigue con el dialogo mostrando el jabón.
¡He quedado como nueva, y mi piel huele a rosa!
¡Adoro estos jabones!
¡Corten y editen, dijo Gómez!
¿Gómez ya está pronto?
No Cesar, le faltan detalles y para finalizarlo aparecerá una voz que presentará todos los artículos.
¿Cuándo lo tendrás pronto?
No olvides que debo presentárselos a mis socios.
Si no hay contratiempo, en diez días lo estarás presentando en la Argentina.
Para tus socios, ven mañana a buscar una muestra.
Todo fue mejor de lo que esperaba Cesar.
Los socios muy contentos con la nueva propaganda.
En la Argentina todo un éxito.
Se volvieron a multiplicar las ventas.
A la fabulosa morena, le llovieron propuestas para integrar muchos programas.
Ella, se negó a todas.
Cuando llegó la televisión color a nuestro país, el video causó furor y más ventas.
Y como muchos esperábamos, con los años Cesar el hurgador cumplió con sus sueños.
Participó en el carnaval, se casó con la bailarina que más admiraba y obtuvo su compañía de jabón.
…................
¡Se olvidó de algo don Cabildo!
¡Gracias a los jabones se hizo un hombre muy rico!
Es verdad Julio.
Don Cabildo, no crea que lo vaya a dejar sin que me explique porque conoce tanto la historia y sus pormenores.
¿Julio sabes de qué me jubilé?
No don Cabildo.
¡Me jubilé de periodista en televisión!
¡No me diga que usted es.......!
Esta es una historia de: Abel Omar Luttringer
En ese momento estaba solo y no importaba.
Es una Historia de:
Abel Omar Luttringer
El Autor
Biografía: Desde muy jóven me hice cantautor. Musicalicé todas las letras creadas por mí.
Con los años entré en el mundo de los cuentos, historias y novelas haciendo de ello la etapa final de mis escrituras. Hice varios libros y los seguiré haciendo. Este que les he presentado es la parte primera de dos. "La historia de Juaquín" se trata de hechos verdaderos mezclados con ciencia ficción. Un impactante relato hace que el lector sea partícipe, un personaje más de la história.
¡Léala!
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